By admin / octubre 25, 2019
Entre el verano y el otoño del dos mil trece, como cualquier mañana, me llama a su oficina el Gerente General de la empresa:
-José Luis, ya debemos buscar un nuevo Contador General -me indica ni bien le extiendo la mano para saludarlo.
-Ah ok -respondo- entonces revisamos el perfil para hacer la convocatoria -agrego.
-No, bueno sí, debemos revisar el perfil, pero, la selección no la vamos a realizar nosotros mismos, la encargaremos a una consultora, así que, por favor, busca por lo menos tres opciones, y evaluamos con cuál hacemos el proceso.
-Ah ok -vuelvo a responder, algo sorprendido- ahora empiezo con ello -agrego.
Llevábamos algunos días sin Contador General, así que estaba a la espera del inicio del proceso, por eso me sorprendió, en un inicio, que se haya decidido buscar una consultora, ello no era usual, porque durante mi experiencia laboral he realizado la búsqueda de personal con mi propio equipo, casi en el cien por ciento de los casos.
No quedando otra alternativa, me puse a trabajar en lo indicado, así que, luego de unos días, ya tenía las propuestas de tres reclutadoras y, después de un ligero debate, finalmente elegimos a una, con quienes, unos días después, revisamos el perfil de manera conjunta e iniciamos el proceso.
El plan propuesto estipulaba que en aproximadamente dos semanas ya tendríamos candidatos, pedimos que sean los más que se puedan, que no se limite a una terna, hasta ahí todo bien.
Efectivamente, dos semanas después empezaron a llegar los «currículums», como yo no estaba participando del proceso de reclutamiento sólo me limitaba a recibir los informes y enviárselos al Gerente General, quien, suponía, los revisaba y evaluaba si cumplían el perfil, el caso es que todos los «curriculums» que envió la consultora fueron validados y se solicitó se coordinen las entrevistas personales en la Planta.
La consultora programó cinco entrevistas, de las cuales sólo llegó una persona, y luego, fueron pasando los días y no teníamos la respuesta esperada. Una tarde, el Gerente General me llama por teléfono:
-José Luis, no puedo esperar más tiempo –se le notaba ofuscado- tú busca al Contador.
No hubieron más palabras, tampoco me dio tiempo de decir nada, así que, en ese preciso momento, publiqué el anuncio.
Mientras esperaba que llegaran «currículums», decidí revisar los informes que la consultora había enviado, quería encontrar las razones por las que los candidatos no habían asistido a las entrevistas, tal vez habría un común denominador.
Efectivamente, encontré respuestas, se notaba que todos eran buenos profesionales, con destacadas experiencias laborales y exigentes estudios académicos, pero su radio de trabajo y estudios era en zona céntrica, y nuestra Planta quedaba a cuarenta kilómetros de la ciudad, a la cual se debía llegar tomando el bus contratado por la empresa, el mismo partía a las seis de la mañana desde un punto de la ciudad, para llegar a las siete y media a las instalaciones de la empresa.
Entonces, el primer sacrificio era el horario, el segundo la distancia, si las personas no llegaron a las entrevistas, que eran en otros horarios, menos se acostumbrarían a nuestras condiciones laborales.
Esta información me sirvió para usarla en mi propio proceso, así que comencé con el reclutamiento. Una semana después ya tenía una terna, por tanto, llevé mis informes al Gerente General, se los entregué y, sentado frente a él, esperé unos segundos sus primeras impresiones.
-José Luis, este señor es muy mayor –me dijo, tomando en sus manos un currículum.
De quien se refería era Winston, un señor de cincuenta y tantos años de edad, quien recientemente había dejado de laborar, tras veinticinco largos años, como Contador General en una empresa de fabricación de plásticos.
-Pero, tiene la experiencia que necesitamos –repliqué.
-Sí, pero es muy mayor –me volvió a decir.
-Es lo que justamente necesitamos -decidí defender mi posición- una persona con su experiencia, además la empresa en la que recientemente trabajó queda a dos minutos de la nuestra, tiene la ventaja de haber laborado por veinticinco años por aquí mismo, pero más allá de ello, es un profesional con mucho conocimiento.
-¿Y, porqué lo sacaron después de veinticinco años?
-Hablé con el Gerente de Administración y Finanzas, quien llegó hace poco a esta empresa, y me indicó que Winston es un muy buen profesional, pero en su nuevo plan organizacional no encajaba, no ha cometido ningún error, tiene las mejores referencias de él, y no duda en recomendarlo.
-Pero es muy mayor –volvió a decirme.
-Eso no tiene nada que ver –volví a replicar- al contrario, es una gran ventaja sobre los otros candidatos, su experiencia nos viene bien.
Luego de unos segundos me contestó:
-Está bien, cítalo, igual que a las otras dos personas –me contestó a regañadientes.
Winston tuvo la entrevista con el Gerente General, igual que las otras dos personas, luego, la terna completa pasó a la última etapa, la cual consistía en una entrevista vía Skype con el Directorio de la Casa Matriz, que quedaba en otro país.
Mientras se daba ello, yo continuaba con mis otras actividades, esperando el resultado final, para mí, Winston era a quien debíamos elegir.
Al final de la tarde, después de las entrevistas y, entiendo, un extenso debate en el Directorio, recibo la llamada telefónica del Gerente General:
-José Luis, coordina con Winston su incorporación, en el más breve plazo.
No me dijo nada más, tampoco alcancé a decirle algo, y luego, casi instantáneamente, volvió a sonar el teléfono.
-José Luis –era el Gerente General nuevamente- no le pagues nada a la consultora.
Winston aún sigue siendo el Contador General en aquella empresa, ya lleva más de seis años ahí, yo me fui a mediados del dos mil catorce, el Gerente General hace unos meses.
José Luis