¿Cómo desarrollar tu marca personal?: No hay 1era, sin 2da.

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By admin / enero 4, 2020



Veo los partidos de football americano desde el año dos mil uno, e inmediatamente me hice fan de los New England Patriots, sí, el equipo de Tom Brady. Fui testigo en vivo y en directo del día que ingresó al campo de juego para reemplazar a Drew Bledsoe, cuando este se lesionó en el partido contra los Jets, el resto es historia conocida, por lo menos para aquellos que seguimos la NFL.

De pequeño, vi algunas películas de football americano, no creo que hayan sido más de tres, ello y la escasa información que tenía sobre el deporte, hizo que siempre lo tuviera en mi mente, pero no fue hasta las veinticuatro años de edad que pude seguir los partidos, y no fue hasta los cuarenta y dos años que pude pertenecer a un equipo, pude entrenar y algo pude jugar.

En octubre del año del dos mil dieciocho, mientras leía noticias digitales de un diario, me enteré que aquí había una Liga de football americano, que habían equipos y que había un campeonato, con una antigüedad de por lo menos cinco años, no podía creer lo que me había perdido todo este tiempo, inmediatamente revisé las páginas de todos los equipos existentes, y uno de ellos me llamó la atención: PIRATAS, su nombre, su logo, sus colores y su ubicación, el Callao, me convenció de contactarlos.

Entonces, asistí a sus entrenamientos, que eran todos los martes y jueves por las noches, ahí quien recibía a los aspirantes a PIRATAS era su Quaterback, él me presentó al equipo y me dio las primeras indicaciones, también me hizo la pregunta de la posición en la cual quería probarme, a mi edad, y con tan solo jugar fulbito los sábados, no pretendía ir de corredor, sabía que no estaba para los acarreos ni para recibir pases largos, entonces contesté que quería probarme de defensivo, quería ser un linebacker, como Dont'a Hightower, claro que con las abismales diferencias existentes.

Durante esa etapa de entrenamiento no pude jugar en el torneo, porque el mismo ya estaba en instancias finales, pero sirvió para conocer a mis compañeros de equipo, y para acostumbrarme a los primeros golpes, a los primeros tackles y al dolor, y también para entablar una relación amical con el Quaterback, quien vivía cerca a mi casa y ello hacía que volviéramos juntos luego de los entrenamientos.

En el torneo del dos mil dieciocho fuimos subcampeones, y, luego de un mes de descanso, en febrero del dos mil diecinueve, volvimos a entrenar, llegó gente nueva y algunos miembros del equipo del año anterior no volvieron, mientras tanto, en cada conversación con el Quaterback veníamos cultivando la amistad, y de hecho, ello nos llevó a conocer un poco más de nuestras historias personales, una de ellas fue que, en ese momento, él ya no estaba trabajando, porque su contrato terminó a fines del año anterior, entonces, y dado que también sabía que yo me dedicaba a Recursos Humanos, me pidió que revisara su currículum, para ayudarle con alguna corrección que necesitara.

El inicio del nuevo torneo estaba programado a mediados de año, y semanas antes, el QB me contó que ya tenía trabajo, después de muchas entrevistas, por fin lo había conseguido. Pero la noticia tenía un lado triste, por darle un calificativo, el trabajo quedaba en provincia y ello no le permitiría continuar en el equipo, pero la decisión estaba tomada, era una gran oportunidad laboral que no iba dejar pasar, a pesar de lo que ello significaba en la parte deportiva.

Dado que él asistía a las reuniones de la Junta Directiva de la Liga, me propuso que sea yo quien lo reemplace, a lo cual accedí con el mayor gusto, ello significó que sigamos manteniendo la relación amical, además de coordinar lo correspondiente a la organización del torneo. En una de nuestras conversaciones me comentó que en la Institución donde laboraba estaban licitando la realización de una Encuesta de Remuneraciones, y dado que yo le había contado que tenía una Consultora de Recursos Humanos, le pareció que podría presentarme a dicha licitación, obviamente mi respuesta fue que sí, así que me dio las indicaciones para pedir la información y las condiciones del proyecto, por tanto, ahora, el balón estaba en mis manos.

Efectivamente, pedí la información, convoqué a mi equipo de la Consultora, y elaboramos nuestra propuesta, lo cual fue un arduo trabajo durante varias semanas, luego, después de otras tantas, nos llamaron a presentarnos ante el grupo de personas que se encargaban de los procesos de licitación, una ardua reunión también, al término de la misma terminamos ilusionados pero teníamos que mantener la calma, porque la respuesta también tardaría unos días.

A poco de iniciar el torneo sufrí una lesión en la rodilla, durante los últimos entrenamientos se me sobre estiró el ligamento, ello hizo que no pudiera debutar en el campeonato, estaba muy ilusionado con jugar, pero, en un deporte como este, tienes que estar al cien por ciento, no hay forma de entrar al campo si no estás completamente bien. Ello no impidió que estuviera con mi equipo, apoyándolos en lo que necesitaran, desde fuera, gritando cada touchdown que marcaban, reclamando cada fallo arbitral, esos momentos hacían olvidarme de la lesión, a pesar que aún cojeaba al caminar, a veces el dolor recién venía cuando volvía a casa, pero la adrenalina borraba aquel malestar.

En medio de esos días recibí la llamada de la Institución a la que nos habíamos presentado para realizar la Encuesta de Remuneraciones, dándome la noticia que nos habían otorgado la buena pro y citándome para coordinar el inicio del proyecto, inmediatamente lo comuniqué a mi equipo de la Consultora, estábamos felices, era una gran oportunidad para demostrar nuestra experiencia y conocimiento del tema, y habíamos logrado ser elegidos en una licitación que duró tres meses por lo menos.

Paralelamente le envié un mensaje a mi amigo el Quaterback de PIRATAS, agradeciéndole la oportunidad, me dijo que no había porqué, y se acordó que le ayudé con su currículum, el agradecimiento fue y es mutuo.

Y, al final, pude pisar un campo de juego de football americano, vestido de PIRATA, con el trece en la espalda.

José Luis



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